domingo, 16 de julio de 2017

ESTADO DE EMERGENCIA




En Chile, ¡quien no lo sabe!: las palabras “estado de emergencia” forman parte del léxico común desde que tenemos uso de memoria.  Nuestro actual concepto de estado de excepción viene de una ley  que data del año 1969, pero que proviene de la época del terremoto de mayo de 1960 en Concepción y Valdivia, en que por vez primera se  hizo uso del concepto de calamidad pública como causa para decretar una zona de emergencia. 

Edgar del Canto, Antonio Guzmán y Henry Serrano residen y trabajan –mayoritariamente- entre Quilpué, Limache,  Valparaíso y Santiago; de modo que conocen las relaciones entre  los imaginarios de la ruralidad y  del borde costero,  en sus diversas fases de des-constitución (incendios, explosiones de gas, derrumbe de cerros, terremotos, marejadas, etc.).  Digámoslo de otra manera: en Valparaíso, la emergencia ha pasado a constituir la normalidad de una ciudad inviable,  cuya autoridad solo se amarra a la nostalgia de la pérdida,  como insumo para una industria del turismo que apenas puede sostenerse como inversión, porque habilita la destrucción del objeto que sostiene simbólicamente su negocio.

Edgar del Canto es un pintor que para esta muestra en Buenos Aires ha resuelto realizar una serie de cuadritos con recortes de noticias catastróficas, como apuntes para la confección de un libro de imágenes enigmáticas, donde la calamidad pública se reproduce como “reflejo objetivo”.  Lo que hace es re-encuadrar el drama de los voluntarios y desplazar el régimen de la letra a funciones de marcación de un “real problemático”.



                                (Edgar del Canto)

En cambio,  Antonio Guzmán  ha transferido al terreno del dibujo su hostilidad  gráfica mediante epigramas falsamente líricos,  que remiten a maquetas teatrales de la pedagogía como sometimiento. De este modo, se valida como testigo de cargo en el juicio entablado, por un lado,  a los historiadores del arte que niegan la historia política, y por otro lado, a aquellos que hacen del la historia del arte una ilustración diferida de la historia política.



                                  (Antonio Guzmán)


Henry Serrano, por su parte, ensaya un momento singular de des-hilachamiento del arte, perturbando los géneros para configurar un montaje de imágenes disímiles  que tienen por efecto poner en crisis el “mensaje” del que son portadoras. 


                                (Henry Serrano)


Estos tres artistas tienen en común el entendimiento de que las imágenes poseen una materialidad adecuada  que sostiene un tipo de conocimiento que  va a desmontar la impostura  que sostiene la noción de calamidad pública, con el propósito manifiesto de remontar hacia el origen –demasiado humano- de la vulnerabilidad, porque en el terreno de la imagen  no es posible  montar  la noción de “catástrofe natural”. 



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