martes, 26 de abril de 2016

SACYR ES UN MODELO CULTURAL (2).


El CNCA en artes visuales, en el plano interno  –por decir lo menos-,  no es más que un grupo de menesterosos demandantes que hacen de la brutalidad  y del maltrato una norma.  La verdad es no se trata solo de artes visuales. El maltrato es la norma. Y se sorprenden cuando son formalizados en los tribunales del trabajo.

No sería mala idea que todos los responsables fueran denunciados por acoso laboral y malas prácticas. Es preciso  recuperar  pruebas y definir los rangos de maltrato. Propongo que todos  -ya saben quienes- vayan  a los tribunales del trabajo y presenten recursos por tutela de derechos fundamentales, porque no hay que aceptarles ni una salida de madre.  Lo afirmo con fuerza porque la gente de documentación, de archivos, de colecciones,  de museos, etc.,  debe experimentar una gran angustia laboral  ante la amenaza  implícita que representa  la implementación  autoritaria del Programa Cerrillos.  






El Programa Cerrillos es análogo a la catástrofe de Sacyr,  para el arte chileno.

Sin embargo, Sacyr es más importante que el CNCA porque  especula con un trabajo de remodelación vi(t)al, que acomoda los trayectos de las clases que la Ficción-MOP de Lagos Senior habilitó. 

Cultura solo sirve para compensar las fallas expansivas del Estado hacia las clases sub-alternas.  Aunque todavía  no ha llegado a Chile el paquete de los seminarios sobre altermodernidad y decolonialidad, porque la escena no da para eso.   Parece que se les acabó la plata.  La fórmula Pan y Circo Regional, bajo las nuevas condiciones de  capitalismo tardío con  síndrome de reparación insuficiente, ofrece a los artistas de regiones magras soluciones de inclusión en un sistema metropolitano  totalmente quebrado. 

Por lo tanto, tanto el Ministro-Administrador  de Falencia  como su asesor estrella, debieran ser encausados por propaganda maliciosa  e inducción de prácticas fraudulentas.  En primer lugar, por  Fraude al Fisco, por dilapidar recursos públicos, y  en segundo lugar, por Fraude  Discursivo, por resumir de manera insuficiente las revistas del Reina Sofía y los textos de Expósito, así como por el uso abusivo de las citas de Olbricht.   

El CNCA solo administra los efectos de consolación de las fallas graves de la subjetividad colectiva, digámoslo así.  Entonces, ni siquiera satisface las exigencias que toda simulación de ciudadanía exige, porque al desviar por negligencia las aguas de la producción cultural del país, lo que hace es inundar los negocios de los “caracoles” de la cultura y del arte; es decir, hacerle la vida más difícil todavía a los artistas convertidos en pequeños comerciantes sin capital de respaldo.

La fotografía que subí para ilustrar la última columna reproduce la imagen de dos grandes mangueras que provienen de unas  monumentales bombas de extracción. No estamos en un universo poético, de tipo bachelardiano, hablando del agua y los sueños. Esto es la pesadilla  de la “cultura del malestar” convertida en modelo operativo,  definiendo el trato de las Grandes Entidades con los comerciantes del barrio afectado.

Grandes Entidades son palabras que designan la cobertura administrativa de los  gestores de  indolencia, respecto de las fallas constitutivas de la función. El ministro no solo funge como un administrador de fallas; sino que debe justificar a cada paso  su propio estatuto  como gestor de encubrimiento simbólico.

Los ingenieros de Sacyr saben que sus ejecutivos negociaron los mejores contratos de la plaza y que su cálculo de impunidad depende de la negligencia estructural de quienes están para ejercer la vigilancia sobre la calidad de sus desempeños. 

El Intendente y el Ministro-MOP -¡demócrata-cristianos!-, se apresuran para lavarse las manos y acusar las malas prácticas de los empresarios de la competencia en el financiamiento “irregular” de la política.  Ellos y su partido han sido favorecidos, más bien, por Aguas Andinas, de quien se ha hablado casi nada  de sobre su rol en los cortes de flujo. … de dinero.  En cambio, Sacyr parece ser una fuente que encausa las aguas  hacia el manejo  viscoso del léxico socialista.

Sacyr es una empresa española. Lo lamento por mis amigos españoles. Pero la negligencia de sus emprendedores nos ofende de manera calculada, previsional, sabiendo de antemano que su principal objetivo es realizar el trabajo que nos corresponde recibir. Ese es el punto. Ellos definen la calidad del trabajo que nos corresponde recibir. Y en este sentido, Sacyr  anticipa a la Cooperación  Cultural Española, que nos trae los paquetes prescindibles para el blanqueo de todos los (d)efectos   de sus empresas.  No cabe duda que el modelo del empresariado español afecta  la credibilidad de nuestra propia clase política, que es la que proporciona el marco  para la fiabilidad del sistema de concesiones discursivas.

Al observar las dos grandes mangueras que relocalizaban el agua en Providencia, no pude dejar de pensar en las inundaciones culturales que provienen desde  la Cooperación, para instalar en Chile –lo repito de manera enfática-  el (d)efecto  exportable de su crisis,  a través de la ejemplar  explotación de la Alternativa  y de Lo Común. 

Es que no saben  ni quieren saber que en Chile, lo que domina es la alternativa real como un modo de reproducción salvaje de una sabiduría que construye la patrimonialidad  haciendo mucho con poco.   El estudioso de estos temas, Luciano San Martín,  me señalaba hace  no mucho la existencia  del pueblo de Mississipi,  como un verdadero modelo de referencia política y cultural, levantado para el terremoto del 60 cerca de Mehuín, como un poblado de emergencia.  En Chile, la emergencia se vuelve rápida y fácilmente permanente.  

Es decir, que nuestras instituciones –en su precariedad- son el soporte de una imaginación creadora que  sabe construir  entidades permanentes con lo que tiene a mano (bricolaje institucional), acarreando sus mermas y haciendo de ellas un modo de subsistencia, para que  una mediocridad consistente  la convierta en Crítica Institucional por Defecto. 

¿Se puede dirigir una institución ejerciendo la crítica?    ¡Risas al por mayor!   Todo depende de la magnitud del “abuso de confianza” de los directivos.  Las experiencias del MNBA y del MAC son elocuentes. ¡Y por favor, que me lo discutan! ¡Háganme esa!

Regresando a las formalidades de la cooperación española, lo que le podemos ofrecer  a estudiantes indignables son doctorados en sufrimiento de fallas y control cultural de daños editoriales.  Sobre todo en el terreno de los archivos y de la especulación  retardada  de exotismos de segunda línea.  También podemos ofrecer diplomados sobre cómo neutralizar movimientos sociales bajo la impostura académica que refuerza los poderes de la ciudadanía en el discurso, como nueva política de  usura por parte de quienes no han recibido lo suficiente en la repartición de los bienes del Estado. 

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