domingo, 3 de abril de 2016

HUBIESE SIDO UNA GRAN EXPOSICIÓN DE ANIVERSARIO


Respecto de Album de Chile, que está por terminar, hay un punto en el que se debiera insistir.  La selección, ya sabemos, es extrañamente discriminante, en cuanto a autores.  Es muy raro explicar la ausencia de un gran número de referentes. Bien.  Es su derecho, el de Leiva, de poner a sus amigos.  Al fin y al cabo, da exactamente lo mismo.  Y siempre, en una exposición mala, habrá  algunas buenas obras. De modo que siempre hay a quien rescatar.

Pero esta curatoría podría haberse  ahorrado todo esto, si hubiese  tomado como criterio lo que  el departamento educativo instaló como dispositivo. No creo que esto haya sido parte de la curatoría.  A lo mejor fue una idea del CCPLM, forzado por la obsesión “inclusiva”. El hecho es que este dispositivo hubiese resuelto la exposición y podría, incluso, haber  sustituido la curatoría externa, haciéndolo por si mismo. Pero no se dieron cuenta de lo que podrían haber hecho con autonomía.

La solución está en este cubo sobre el cual se puede leer un primer párrafo: “Inclusiones del Rostro de Chile.  En el año 1960, cuando Chile cumplió 150 años como país independiente, se realizó una gran muestra fotográfica que se llamó “El Rostro de Chile”. En ella un grupo de fotógrafos recorrió el país capturando sus diferentes rostros y paisajes”. 

Album de Chile no pudo jamás desmarcarse de Rostro de Chile. Primer problema. El fantasma de Quintana ganó la partida.  No puede esta muestra incluirse en la memoria de la otra muestra, porque los procedimientos son antagónicos.  El grupo de fotógrafos que recorrió el país hace toda la diferencia.  

La situación de la imagen en Chile  experimentaba un cierto déficit  que debía ser colmado con aquellas que no habían sido incorporadas al corpus fotográfico que en ese entonces se podían reconocer como “chileno”.  Es decir, había que completar la tarea que en otras partes del  mundo ya había sido realizada por el foto-reportaje y el foto-documentalismo. 

En el país había un déficit de imagen que incluyera a los sectores no deseados en la historia.  La completud de este déficit  fija  tecnológicamente  cual es el  horizonte de espera de los sectores que no habían sido reconocidos por la captura.    La fotografía los incorpora a una narrativa en construcción que anticipa durante el gobierno de Alessandri lo que se tendrá que comenzar a ver en el gobierno de Frei Montalva.  .

Aquí se entiende el gesto de Sergio Larraín como fotógrafo  oligarca  que se hace experto en capturar los cuerpos no deseados de la historia.  En esta lógica, los cuerpos de Quintana son inscritos aunque subordinados, incluidos en una historia de luchas y de productividades que  fijan a su vez la imagen del progreso.  



Pero aquí  tenemos un botón de muestra de la dependencia inclusivista de esta muestra:  Chile cumple 150 años como país independiente.  Pero convengamos: un país no  tiene cumpleaños. El cumpleaños es un rito privado.  Ah, ¿por eso, Album de Chile como título? . Entonces, esta muestra, ¿no habrá privatizado una historia no privada?  Los fotógrafos de 1960 compartían una ideología de la objetividad fotográfica.  Los fotógrafos escogidos para esta muestra solo ponen de manifiesto un compendio de subjetividad “afectada”.  No es una exposición de fotografías sino del síntoma de sus autores que fijan, a su antojo, la imagen (del) país, en el 2016.  ¡Nadie puede abrogarse semejante pretensión! Ni la curatoría,  ni los autores.

Sin embargo,  queda  todavía la peor frase:  país independiente.  ¿Esta fue una licencia del departamento educativo?  Justamente, Quintana lidera Rostro de Chile porque el país no es independiente de la imagen producida hasta ese entonces. ¿Cómo no entenderlo? A estas alturas da por pensar que hubiese sido mejor no haber realizado la exposición-kermesse. 

En este marco, el cubo pedagógico  deja al descubierto que el CCPLM pudo haber realizado la más grande y  nacional-populista exposición de fotografía, y perdió la oportunidad. 

La retórica de la solicitud  impresa en el cubo proviene de los concursos de turismo: ¡envíanos tus mejores fotografías de vacaciones!  Pero en la era patrimonial, el turismo conduce  la cultura y determina el modo cómo se construye por saturación, la imagen-país, que no es la imagen (del) país. 

Imagen-país señala el deseo de disponer de una marca pregnante.   Ahora se habla de marca sectorial. El país carece de pregnancia, valga la repetición., en el concierto de las naciones.   Entonces, la alternativa es segmentar la oferta. No se dan cuenta que mutilan simbólicamente el cuerpo. 

La imagen (del) país resulta ser un efecto de ilusión novo-mayorista que pone el énfasis en la suma de deseos incumplidos,  cuya enumeración consolida los documentos de la reparación irreparable. De ahí que en el cubo didáctico aparezca  la segunda frase magistral: “Si tu tuvieras que capturar el “rostro de Chile”, ¿qué imagen eligirías?. Envíanos tu fotografía a través de nuestra página web para que tu también seas parte de este gran Album de Chile.”. Es decir, la exposición se podría haber hecho sola, con soporte web para acoger y distribuir la inclusividad participativo-ciudadana.  ¿Cómo no lo vieron con la anticipación requerida?

Hubiese sido una gran exposición de aniversario. 


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