jueves, 7 de abril de 2016

DOCUMENTO RESERVADO


La situación de las escuelas ha retenido mi atención, pero solo como un ejemplo de la deficitaria situación interna de la escena de arte. Hemos  escuchado mucho hablar de cómo  se va a revolucionar la institucionalidad artística.  Hemos perdido el tiempo discutiendo con agentes  que no conocen  el comportamiento de las escenas locales.  El desarrollo del sector –como le han denominado- ,  parece depender de lo que debe ocurrir en Cerrillos.

Los terrenos del antiguo aeropuerto fueron donados por la familia Guggenheim, para ese fin declarado.  Tiene que haber habido un gran cambio de criterio   a nivel de la gestión de las Obras Públicas para que jurídicamente  fuese aceptable un cambio de destino y apareciera el famoso proyecto del Portal Cerrillos.  Nunca más escuchamos hablar de eso.

Recuerdo declaraciones de Max Marambio  en los medios, en favor de mantener abierto ese aeropuerto y no destinar el predio a proyectos  inmobiliarios.  No sabemos –tampoco- en qué está todo eso. Pero resulta  como chiste de mal gusto el saber que la remodelación del antiguo edificio del terminal aéreo va a ser convertido en la Metro-Goldwin  del arte chileno.  Es como si escucháramos una vez  más que una ruina industrial está en la base de una  reconversión en espacio cultural.  ¡Que gran descubrimiento!  Cuando fracasan los negocios  ingresa  la cultura.  ¡Que buen concepto! Cultura de la reconversión.  

Mientras escribo estas líneas se reúne una asamblea ciudadana en Tomé, para oponerse a la demolición de la fábrica de paños Oveja Tomé, entendida como patrimonio de la ciudad. El  área de artes visuales  no ha tomado cartas en el asunto, porque le teme al patrimonio.  No sabe nada.  Podría haberse enterado a través de la obra que montó en el Parque Cultural de Valparaíso, la artista penquista Leslie Fernández.  Les entrego la información. Lean el catálogo de Depresiones intermedias,  proyecto liderado por Rodolfo Andaur. Lean el ensayo de Carolina Olmedo. Les va a hacer bien. Les va a demostrar que la autonomía de los proyectos y la experiencia adquirida en las escenas locales, puede más que la “política de los peones”. 




 
Algunos dirán que son los ciudadanos quienes hacen que se desplomen los proyectos inmobiliarios en provecho de la validación de espacios culturales.  La asamblea de Tomé  representa a una ciudad entera.  ¿Qué apoyo han tenido de parte de las áreas de patrimonio y de artes visuales del CNCA?  Toda la atención está puesta en Cerrillos.  El resto del país parece estar satisfecho por migajas. Pero aunque aumenten los recursos, lo único que ocurrirá será más dinero público malgastado. 

La apertura  de Cerrillos tiene elementos reparatorios muy sabrosos. A falta de Becas Guggenheim, al menos tenemos el usufructo de un sitio ligado originariamente a dicho apellido. Algo es más que nada.

Todo lo anterior no debe desviar nuestra atención sobre la situación de las artes visuales en el “resto” del país.   He recibido por correo un documento reservado, al parecer generado en el área de artes visuales, que pretende instruirnos en algo que ya sabemos de sobra. 

El área de  artes visuales carece de una política y  comete el fraude de copiar fragmentos de iniciativas  ya existentes  y de estudios  que ya han sido realizados, para armar un compendio de lugares comunes a ser aplicados en un territorio que no conoce. 

Los grupos de presión que  ingresaron al gabinete con Ottone   no lo podían manipular a su antojo al anterior encargado.  Había que sacarlo de allí para traer  introducir un pingo.    Esta metáfora hípica es muy precisa, porque señala que hay personajes –los apostadores, los preparadores, los dueños-  que hacen correr a las bestias  en su nombre. En este sentido, Varinia Brodsky no tiene la menor importancia. Está puesta allí para hacer la política de otros.   Es decir, para implementar una ausencia de política.  ¿Cómo lo hará? Carece de pertinencia para hacer ese trabajo.  Es preciso tener cuerpo de obra para pasar, de ser  asistente de una ruina  museal  santiaguina a coordinadora de la situación compleja de las artes visuales en el país. Entre nepotismo y  luchas de influencia de corto alcance se define todo.

En ciudades como Iquique, Antofagasta, Concepción,   por ejemplo, ya están hartos los artistas locales de recibir visitas de artistas metropolitanos que “les enseñen” a hacer dossiers.  ¡Perdón! Ya están hartos de  asistir a talleres de revisión de portafolios. Ya están hartos de soportar  la visita rápida  de algunos próceres en crisis de reconocimiento metropolitano.

La situación de las artes visuales en regiones necesita de una producción de conocimiento, digamos “etnográfico”.  Para eso se requiere un mínimo de trabajo de campo.   Algunas  experiencias importantes en este terreno han sido  consignadas en mi libro  Escena Locales (ficción, historia y política en la gestión de arte contemporáneo), publicado por Curatoria Forense en el 2015. 



En este libro hay una sección llamada Glosario, donde expongo el alcance de unos términos que he introducido en el análisis de campo de las escenas locales. Uno de esos términos es el de Tasa Mínima de Institucionalización de prácticas.  Es un término que puede ser(les) de  gran utilidad.  Su indolencia les ha impedido leer el libro.  No califico.

En lo inmediato, los agentes locales deben enfrentarse a la arbitrariedad de los jefes de Santiago, que  necesitan enviar a regiones  a sus propios “peones”  con el único propósito de asegurar una línea de mando que no conduzca   más que al fortalecimiento de su propia situación laboral, en la selva urbana del CNCA.  Es lo que ocurre con programas  no  retenidos por el Fondart, pero que –de todos modos- obtienen atribución  de  fondos.   Porque,  ¿de qué otro modo se puede explicar  la implementación del ambicioso y desinformado proyecto de  una fracasada artista que funge como gestora?  Angie Saiz debe dar algunas explicaciones y defender la legitimidad de su proyecto.  Este tipo de iniciativas, como otras en fotografía y en nuevos medios, refleja un modelo de comportamiento  que  ha sido montado para fidelizar a las huestes.

Lo que pasa es que ahora le toca a una franja de artistas que no había sido suficientemente favorecida, y cuya ansiedad por reconocimiento oficial los convierte en pequeños peones de una política de colonización. De seguro, viajan a realizar residencias sin concebir  ni el tiempo ni un método para la realización   de estudios de campo.  directa, para realizar encuentros  en regiones que ya la Trienal demostró su límite. En verdad se trata de la administración de recursos en favor de peones remunerados.

En Iquique, Antofagasta, Concepción, han existido y existen  iniciativas destinadas a fortalecer los rudimentos de escena local, de acuerdo a unos parámetros que toman en consideración las particularidades de cada situación,  siguiendo las demandas simbólicas de una cierta tradición local contradictoria,  poseyendo elementos propios que se conectan con otras prácticas, que no siendo propias de las artes visuales,  sin embargo poseen un efecto estético más consistente de lo que éstas han podido lograr. 

Los burócratas de Santiago no saben nada de esto ni de cómo funciona la temporalidad regional. Ni siquiera entienden que desde regiones es totalmente posible elaborar proyectos internacionales regionales. 

Iquique y Antofagasta se conectan con Lima, Cochabamba, Salta y Tucumán, desarrollando proyectos centrados en las relaciones  migratorias complejas que tienen lugar en el altiplano y que comprometen la economía  simbólica local.  Hay experiencias que se conectaron a Rosario y Concepción; otras que lo hicieron con Río Gallegos y Punta Arenas.  De esto, ni Brodsky ni Saiz  saben absolutamente nada.  No califican, fuera de provenir del MAC, ¡con qué experiencia! ¿El MAC, como referencia de profesionalidad? ¡Por favor!

He revisado la minuta interna de carácter reservado.  En relación a regiones hablan de una asimetría notoria con especial diferencia de profesionalización entre la capital y regiones. Pero dicha asimetría no define el criterio en función del cual ha sido reconocida, si pensamos que ni siquiera en la capital existen esos indicios de profesionalización.  La profesionalización artística  es deficitaria en la capital para que anden dando lecciones.  

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