sábado, 20 de febrero de 2016

MUSEO


El 18 de febrero, El Mercurio publica una carta de  Roberto Farriol, director del MNBA, en la que aclara una nota que el propio diario había publicado el domingo anterior sobre la asistencia de los chilenos a los museos a casi un año de la gratuidad de acceso a estas instituciones.  En términos políticos, el destinatario de la carta no es el diario, sino el Gabinete del Ministro de Cultura.  Ante persistentes comentarios según los cuáles ya habría un acuerdo para que el director de la DIBAM renuncie en marzo, el director del MNBA le envía un mensaje a quienes esperan defenestrarlo una vez  concluida la primera  fase de la operación.  



 



¿Ya habría un acuerdo? ¿Algo así como lo ocurrido con Riquelme en La Moneda?  No son cargos comparables, pero el procedimiento sería similar.   Bueno, aunque en una época el museo fue como el salón de ceremonias de la presidencia.   Lo que ahora  queda por saber  es entre quienes habrá sido concluido el acuerdo deseado.  

Por ejemplo: ¿Entre La Moneda y los notables del PPD que sostienen a Cabezas?  El malestar de la nueva mesa del partido ante los comentarios de Burgos lo salvarían, una vez más, porque entonces, el supuesto acuerdo  no tendría curso por la vía compensatoria.  El PPD debe enviar una señal a La Moneda sobre la fortaleza en la defensa de sus  militantes en cargos de gobierno.  Sin embargo, todo esto no es más que una especulación  que circula  en el  sector cultural,  más como expresión de deseo que como el efecto de un análisis riguroso de las relaciones de fuerza.

El caso es que si “cae” Cabezas,  el Ministro tendría la vía libre para legitimar la usurpación de funciones que ya he denunciado.  Pero sobre todo, en la zona de  la musealidad,  los operadores cercanos al Gabinete esperan poder despedir, sin más, a Farriol.   ¡Necesitan el cargo!

Ahora bien, el Gabinete desestima el hecho de que  Farriol fue contratado luego de ganar un concurso.  Para despedirlo hay que someterlo a sumario. Y eso puede ser muy demoroso.  La gente del sector que desea el cargo está apurada.  No hay otra solución que esperar a que cumpla su contrato.  Aunque la gente del CNCA suele desconocer los derechos laborales.  

También lo pueden acusar de abandono de deberes y montar una denuncia por irregularidades administrativas.  Es cosa de meterle a Contraloría encima.  Incluso, pueden poner en duda su liderazgo  en la conducción de sus equipos.  Es decir, los operadores del ministerio pueden imaginar varios escenarios de acoso y depreciación de su trabajo.  No sería la primera vez. 

Tengo en mi poder la copia del decreto de insistencia firmado en octubre de 1970,  por todos los ministros del gabinete de Frei Montalva, para declarar la vacancia del cargo de director del MNBA y  poder así nombrar a uno nuevo. Todo esto, a menos de un mes de la entrega del mando de Frei.  Interesante documento.  Es decir, si se empecinan en sacar a Farriol, podrían  llegar a  hacerlo.  Lo único que los detiene es el costo político.  

En virtud de lo anterior, la carta de Farriol a El Mercurio adquiere un valor extraordinario, porque  a través de ella les envía un mensaje directo a los operadores de gabinete.  Cifras en la mano sostiene que el MNBA es una de las instituciones culturales más visitadas del país.  En el fondo,  tiene la tranquila audacia  de decirle  al Ministro: ¿quiere cifras? ¡Aquí tiene cifras!  ¡Hágame un sumario! ¡Busque demoler mi gestión!  Al fin y al cabo,  el propio Ministro ha declarado ser un gran respetuoso de los modelos de gestión de las instituciones culturales.  Y en este caso,  el impacto directo de audiencia está medido por el número de visitantes. 

Así y todo,  el argumento de Farriol es frágil.  De las cinco exposiciones que nombra, ninguna ha sido de responsabilidad del museo. El único reparo que se puede tener es de carácter ético,  porque  se apropia del trabajo de quienes las concibieron y las montaron, prácticamente sin la intervención del museo.  Olvidó decir que recibió el premio de la crítica por la exposición de Boltanski, en la que el museo no  solo no puso un solo peso,  sino que todo el trabajo curatorial obedeció a  una iniciativa externa.  Y como ya he señalado, las iniciativas externas hacen la política del MNBA. 

Nada de esto es concluyente para abrir una carpeta en la que se trabaje la hipótesis de  la vacancia de cargo.

Dicho sea de paso, no hubo en su carta mención alguna a la única exposición concebida desde el museo  -(en)clave Masculino-.  Probablemente carece de cifras  porque es una exposición de inauguración reciente.  Lo menos que puede hacer es plantear una política de futuro, basado en esta exposición.  Pero no tuvo la  hidalguía de hacerlo, perdiendo la ocasión para esbozar un pequeño gesto que le permitiera recomponer sus relaciones con  un sector significativo de trabajadores,  frente al que perdió toda su credibilidad  durante  el paro de 25 días.

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